
Catorceava carta
(Veneno) o el placer de lo detestable
En cuanto a mi yo sigo bien, sigo aquí (aun respiro) aun siento el palpitar de corazones a la vista impotente de locos espectadores, en cuanto a ti supongo que procuras rezar cada noche por tu servidor (aunque desde hace mucho dios no nos escucha) pareciera que hasta el ultimo ser se olvido de nosotros y que la muerte no quiere que nos encontremos en el otro mundo, se rehúsa a vernos felices, y procura que seamos miserables en todo momento.
Además a esto súmale la distancia los kilómetros entre nosotros que congelan los pocos recuerdos vacios y rotos lo que amo de ti y que en algún día nos dio esperanza tu levedad tan entrañable el momento en el que nos conocimos y cada instante a tu lado
Pero ahora que nos queda sino cartas roídas por el tiempo y deseos de vernos lejos pero vernos y no tener que recurrir a el papel para que la sangre de los corazones se encuentre envuelta en cuerpos demacrados olvidados cuerpos cubiertos por una luz mortuoria mortecina- languidece el tiempo
Y empezamos a olvidar y empezamos a envejecer los hilos de la vida nos guían a la impotencia de la soledad, locura senil encontrada en un par de seres a la luz de luna en una invisible serenata perpetua las golondrinas tal ves eso lo dirá al tiempo
Y conservo el pañuelo que me diste tu para secarme las lagrimas en la mas profunda calma. Tu, tu solo tu que estas tan triste, eso que tanto me duele verte llorar y muero, muero por tu dolor como tu mueres por el desamor sin palabras otro día.
En este momento por medio de este viejo papel te sugiero consuelo y volverte a ver aunque no de la misma manera. Solo piensa en nosotros juntos y en el aire ligero que rosaba nuestras caras aquel domingo…